El segundo disco de Slow Horse es una de las mejores definiciones de rock stoner/doom que yo haya escuchado. Es lento, lentísimo, apocalíptico, hipnótico. La música de Slow Horse tiene el ritmo y la intensidad de la lava ardiente que con toda la tranquilidad del mundo avanza y se funde con todo lo que toca. "The Last" es una epopeya eléctrica imperdible.